miércoles, 13 de mayo de 2009

Sentados en la mesa...







...dejamos los problemas...Nueve personas en dos mesas dejan huecos entre sí, para bajar la cabeza, mirar a su plato y dejar que sus problemas ocupen la silla de al lado. Primer plato, segundo, pan, vino, postre y un añadido...la vida.

Primero buscamos mesa, luego de haber recogido nuestro almuerzo...el conflicto comienza con las afinidades...buscar el lugar dónde sentarse. Los amantes tratan de sentarse juntos para persuadir miradas que capten las manos por debajo de la mesa. Los amigos ocupan el lugar de tres para sentirse con espacio. Las parejas de prácticas se convierten en parejas de hecho y sus discusiones aparentan ser las de un matrimonio que convive día y noche. Otra participante siempre está ausente...sus manos se ocupan de cortar, sujetar, transportar...los agobios. Dos personas faltamos. Mi confidente y yo.

Sin hablar y con sólo observar, no hace falta preguntar para saber qué pasa por cada una de las mentes. Mi confidente trata de mirarme, odiándo la distancia que nos separa. Lo tengo por experiencia. Querer hablar, sentir que se encuentra al lado...pero mil platos te separan de aquel en quien se piensa a diario. Más siempre es importante hacerle sentir bien. Una broma va y otra viene...

Los amantes de por vida, enfrentados...miradas de mala cara por no poder compartir un momento a solas. Las cucharadas sabrían mejor de la mano del pecado que los absorbe...luego, el segundo plato se torna más ameno. La complicidad se denota en las charlas...más allá de que tratase de incluirnos, cada uno seguía con su cabeza metida en la crema de zapallino...Mi mente remontaba a los minutos anteriores en los que no pude dejar que mi pecho sienta la presión de quedarme con ganas de sentir esos brazos que hace tanto dejaron de abrazarme y los cuales tengo que dejar partir para que sigan su rumbo, un rumbo tan distinto al que me hubiese imaginado meses atrás, dónde era partícipe de fantasías y deseos, de encuentros,miradas, besos prohibidos, que ya no tendrían que serlo, orgasmos sin interrupciones, libertad...pero, sin darnos cuenta, todo cambia.Sin saber cuándo, por qué ni cómo...

Inconscientemente, salí de la clase, grité su nombre y me creí estar reviviendo la obra en la que fuí protagonista:
GEREMÍASSSSSSSSS GEREMÍASSSSSSS (gritaba desde un altillo) ...



Esta vez, el nombre era de mujer...

Luego de tragar todos los platos, los de la vida y los de comida, logramos salir de nuestras burbujas, de la introversión...con el hambre satisfecha, al menos la que sacian esos tres euros de almuerzo (otras quedan en el tintero, las mías, mojadas...y mi color rojo que me delató y no fue más que la gracia de los otros ocho participantes de la mesa, que no pudieron evitar que SEA PELIRROJA) ...Sentados en la mesa, a veces, soñamos, sufrimos, compartimos, callamos, amamos, rozamos, tentamos, jugamos,observamos...y comemos.

Sentados en la mesa, dejamos un lugar al lado...para que se sienten a nuestro lado, nuestros problemas...

¿Me das de tu plato?

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