Al pasar el tiempo, nos damos cuenta que dejamos caer migajas de lo que fuimos recogiendo...entre las migajas, hay personas, recuerdos, estilos de vida, situaciones. El reloj de arena discurre los granos entre sus paredes alrededor de cada etapa. Estos relojes son de distinto tamaño...de distinta cantidad de tiempo contenida...Algunos, a veces, vuelven a funcionar y es como si nunca hubiesemos dejado caer esas migajas...nos vemos como la sucesión de imágenes vuelve hacia atrás como si del rebovinar de una película se tratase. Hay momentos para todo Y PARA TODOS...también hay momentos de querer algo y no poder tenerlo. De tirar de una cuerda y que nunca lleguemos a sentirla firme...de estar del lado contrario y no poder ofrecer lo mismo.
Me encuentro del lado opuesto de donde vengo y el peso de la responsabilidad me recorre. Yo dirigo los hechos...tengo el control de las situaciones...Espero llegar a buen puerto sin dejar subir la marea que pueda romper, erosionar, doblar...
Porque en esta etapa de zorranizer sin tener intención, sé que puedo lastimar.
Me encuentro taquicárdica, nerviosa y con 10 mil kilos en la espalda... Sólo disfrutar sin perjudicar...ni perjudicarme...Para vivir, hay que ver ambas caras de la moneda...pero cuando vemos el otro, el que hace sufrir lo que sufrimos, deja de ser divertido...
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